Nuevo cadáver urbano del alcalde de Palma: inauguración y cierre de la sede del Instituto Informático
Seis meses después de la inauguración de la nueva sede del Instituto Municipal de Innovación (IMI) -la empresa informática del Ayuntamiento de Palma-, el amplio local ubicado en un subterráneo de la fachada marítima, frente al popular parque Pocoyó, sigue acumulando polvo, su exterior exhibe pintadas vandálicas y está cerrado a cal y canto. Sin mobiliario alguno, se ha convertido ya en otro cadáver urbano del gobierno de coalición de socialistas, independentistas de Més y Podemos que lidera el alcalde José Hila (PSOE).
Como sucede con el clausurado mercado municipal de abastos del barrio de Camp Redó, los edificios de Can Serra, Can Weyler, los solares de los cuarteles de Son Busquets y Can Simonet, Gesa, el centro de servicios sociales de Son Xigala, los locales de ensayo musicales de Son Forteza, etc., las nuevas oficinas del IMI, que se inauguraron a finales del pasado mes de abril, continúan sin estar operativas.
Después de gastar 1,4 millones de euros en su construcción, el concejal socialista de Función Pública y presidente de este organismo municipal, Adrián García, no tiene fecha alguna para el traslado del centenar de empleados de la vetusta sede actual del IMI, ubicada en la misma calle Joan Maragall, a estas nuevas dependencias.
Y no la tiene porque transcurridos seis meses de su inauguración, ni tan siquiera ha redactado, ni tramitado, los pliegos de condiciones del concurso para la adquisición del mobiliario urbano de las nuevas oficinas. Así lo confirmó la dirección del IMI en el consejo rector celebrado esta semana por este organismo municipal, en el que después de dudar sobre si había salido ya a concurso la adquisición del mobiliario, no tuvo más remedio que concluir que «se están acabando de redactar» los pliegos de la convocatoria.
Teniendo en cuenta las fechas en las que estamos y que a la legislatura le quedan apenas siete meses para su conclusión, más todo el trabajo que queda por hacer para la materialización de esa mudanza, todo hace indicar que las oficinas estarán operativas la próxima legislatura y será el nuevo gobierno municipal que surja de las urnas el que efectúe el traslado.
Y mientras eso sucede, las nuevas dependencias ya están siendo objeto de ataques vandálicos que se han saldado con la rotura de cristales, en lo que parece ser un frustrado intento de ocupación de las mismas.
Es el broche final a una caótica gestión municipal del IMI por parte del concejal García, en la presente y pasada legislatura, marcada por continuos y repetidos fallos tecnológicos, que cada dos por tres provocan la caída del sistema informático municipal y paralizan la tramitación de decretos, licencias, notificaciones y, en general, de toda la burocracia municipal.
La actual sede del IMI, al igual que la colindante de la empresa municipal Emaya, una vez aprobado el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), pasarán a manos privadas. El nuevo planeamiento permite subir las tres alturas actuales del edificio a un total de ocho, por lo que la próxima legislatura se materializará la venta de este activo inmobiliario, propiedad de la empresa municipal de limpieza y aguas.